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Suele decirse que en México todos los días son de fiesta, algo que no está muy lejos de la realidad, pues a diario, en diferentes rincones del país, se llevan a cabo celebraciones que involucran a poblaciones enteras en algún festejo.
La reunión de toda la comunidad en torno a una festividad, especialmente en las zonas más tradicionales, como son las rurales y los barrios o pueblos originarios de las ciudades, se caracteriza por estar dedicada a un santo patrono, quien es percibido como protector de la localidad. De esta manera es que el nombre de “fiesta patronal” cobra un sentido social.
Pirotecnia, música, y comida, son los rasgos distintivos de una fiesta patronal, en la que todos los habitantes del barrio o pueblo participan brindando ayuda económica o material para costear los gastos de un presupuesto que puede exceder los diez mil dólares.
Cuando se trata de honrar al santo patrono, no existen límites. Es por ello que la comunidad se esmera en realizar una celebración descomunal que sobrepase las expectativas cada año. Por supuesto, todo debe llevar una organización y planificación, es por ello que existen las mayordomías, un sistema de recaudación cuyos antecedentes se remontan al siglo XVI.
¿Cuál es el origen de la Mayordomía?
La mayordomía fue instaurada durante la colonización española y adoptó algunos elementos del antiguo modo de vida prehispánico, como el de aportar trabajo gratuito. Esto sirvió para que los españoles obtuvieran mejores rendimientos en el sistema de tributación tal como lo aplicaban los aztecas con los pueblos sometidos a su imperio.
En aquel entonces, tanto autoridades civiles como religiosas, se valieron de ese sistema para sostenerse. Los frailes crearon hermandades, congregaciones, y cofradías que funcionaban como receptáculo de limosnas y diezmos destinados a pagar sus servicios religiosos. También multiplicaron el culto a diferentes santos y, en consecuencia, las fiestas en honor a los mismos para aumentar sus ingresos.
¿Qué es lo que no debe faltar en una Fiesta Patronal?
Misa
Es la máxima expresión de fe, de comunión, es la misa. Sin misa, prácticamente, no hay fiesta.
Danza
El cuerpo hecho instrumento. Quizá la que no puede faltar es la Danza del Torito.
Música
Melodías que manifiestan alegría para honrar al santo patrono o la virgen. Mariachis, Música Nortea, música de viento, estudiantinas, conjuntos musicales y/o sonideros.
Juegos
Después del ritual: la diversión. El objetivo: compartir. Canicas, rueda de la fortuna… Hace años había otros como ‘la ola’, ‘palo encebado’, ‘lotería’ y ‘tiro al blanco’. Han sido sustituidos por juegos ‘modernos’ para atraer gente.
Polvora
Que el cielo y las colonias aledañas se enteren de la devoción, del agradecimiento. Castillos, cascadas, cuetes, torito. Como la vida, el castillo es sólo un estallido de luz que se vuelve cenizas.
Es así como las fiestas patronales de México no solo representan un festejo más, pues conllevan un proceso cultural que se regenera año con año dando un sentido de identidad a poblaciones que, gracias a ello, han mantenido sus usos, costumbres y tradiciones, logrando sobrevivir frente a los embates de la modernidad.
¡Disfruta sanamente tu festividad!